La última información que se tiene es del 2004, seguía preso en el penal de Acapulco, sin embargo su sentencia fue de 13 años y 6 meses, por lo cual en el 2015 debío haber obtenido su libertad.
Filiación política: Organización Ecologista de la Sierra de Petatlán.
Detención: 18/febrero/2002 a las 06:00 en las Palancas.
Cómo fue el maltrato: golpes, amenazas, amenazas de muerte, inmersión en agua, bolsa de plástico.
Acusación: (delitos): 1) Homicidio, 2) Robo de armas, 3) posesión de semilla de amapola
Sentenciado a 13 años y 6 meses de prisión.
La detención de los García
Dos de los hombres que traían los militares con las manos atadas eran Álvaro García Ávila y Alfredo García Torres. Contaron a Human Rights Watch que habían sido detenidos anteriormente esa mañana en Las Palancas por un grupo de unos treinta soldados acompañados por siete civiles armados. El llegó mientras ellos dormían, entraron en sus hogares, ordenaron a los hombres que salieran, y entonces alegaron que habían encontrado armas en el interior.[82] Los otros tres hombres detenidos junto a ellos, incluido Juan, el hermano de García Ávila, fueron sacados de las casas vecinas.
En El Nogal, hicieron bajar del camión a los hombres detenidos, les vendaron los ojos, los introdujeron en un helicóptero y los trasladaron a la base militar de la cercana ciudad de Petatlán. Allí fueron retenidos desde alrededor de las 11:00 a.m. hasta 8:00 p.m., con los ojos todavía vendados y las manos atadas. No se les brindo ni comida ni agua.[83]
García Ávila y García Torres contaron a Human Rights Watch que fueron brutalmente golpeados y torturados en la base militar. García Torres dijo que los soldados le apalearon, le amenazaron con matarlo y le pusieron bolsas en la cabeza para ahogarlo. Los soldados le acusaron de haber matado a varios oficiales de la policía en 1999.[84] También le acusaron de formar parte de la guerrilla y le exigieron que les dijera el paradero del comandante de la guerrilla. García Ávila también reportó haber sido golpeado e interrogado sobre esta persona. Aquella noche fueron transferidos a la custodia de la procuraduría de Zihuatanejo. Fueron golpeados de nuevo y forzados a firmar confesiones.[85]
Procesamiento de civiles
Álvaro García Ávila y su hermano Juan García Ávila fueron condenados por delitos relacionados con las armas, sobre la base del testimonio de tres soldados, así como de sus declaraciones iniciales en las que admitían poseer armas de fuego ilegales. El juez no tuvo en cuenta las declaraciones posteriores en las que ambos negaban los cargos que habían confesado, alegando que las primeras declaraciones habían sido hechas bajo coacción. Su nueva versión fue corroborada por todos los testigos civiles llamados a testificar, así como por un cuarto soldado. Sin embargo, el juez, aplicando el principio de “inmediatez procesal”, optó por basarse en las confesiones que fueron desmentidas.[86]
En el mismo juicio, García Torres fue condenado por delitos relacionados con drogas, sobre la base del testimonio de los soldados que dijeron haberle capturado en la calle, procedente de su casa, llevando consigo tres kilos de semillas de opio. Aunque él nunca confesó esto, el juez desestimó el testimonio en el que negaba su culpa y el testimonio de testigos oculares que lo corroboraban, basándose en que “carecen [carecían] de relevancia judicial ante las acusaciones directas y categóricas hechas por los captores.”[87] García Torres también fue condenado del asesinato de cuatro policías judiciales, delito que los soldados que lo detuvieron en Las Palancas declararon que había confesado voluntariamente de camino a la base militar de Petatlán.
Fuente: HRW