Los gobernantes en turno del Estado Mexicano, han emprendido una serie de reformas constitucionales tendientes a seguir consolidando el sistema neoliberal en nuestro país.
De esta manera, el actual modelo económico, político y social; tienden a formar inconformidad de muchos sectores sociales, entre ellos el sector magisterial y muchas organizaciones sociales y políticas, que se han caracterizado históricamente por alzar su voz contra todo signo o intento por parte del Estado; de implementar medidas que dañen o que van en contra de los intereses de las mayorías populares.
Es en ese tenor; que el trabajo organizativo social, y sindical representa un escollo que hay que eliminar o inmovilizar; para que no haya quien obstaculice los planes de aprobación e implementación de reformas constitucionales tales como la energética y la educativa.
De tal suerte que nuestra detención se da en ese contexto; frenar el ímpetu de oposición democrática creando un montaje, una faramalla; a fin de satanizar y desvirtuar el trabajo organizativo popular, social y sindical ante los ojos de la sociedad.
Es evidente que los ojos de los personeros gubernamentales, estaban puestos entonces, en la sección 22 del magisterio, en la CNTE y sus aliados. A sabiendas de que al ser una de las principales fuerzas democráticas con capacidad organizativa y de movilización. Eran quienes con mayor combatividad y conciencia se iban a oponer a la serie de reformas que estaban en puerta.
El tiempo ha dado la razón a tal aseveración; de tal suerte que; nuestra ilegal y arbitraria detención, tortura, incomunicación y posterior encarcelamiento; solo ha sido el preludio de una ofensiva mediática, política y policiaca. A efecto de frenar la evidente oposición de diversos sectores de la sociedad organizada. Entre ellas a la principal, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Era urgente entonces, para los órganos de seguridad del Estado; generar corriente adversa entre la opinión pública ante futuras jornadas de movilización que lógicamente se veían venir, producto de las iniciativas de reformas constitucionales, que la mayoría de comparsa de las cámaras de diputados y senadores han ido aprobando paulatinamente.
Luego entonces, montar todo el teatro operacional de nuestra detención, degenero en una necesidad política que las autoridades requerían para inundar los medios de comunicación. Con la subsecuente propaganda de linchamiento y prejuicio. Generando o intentando generar en la opinión publica un sentimiento de animad versión y juicios a priori, al clásico estilo y método de la Guerra de Baja Intensidad.
Para nada importo detener, torturar, incomunicar y encarcelar a ciudadanos inocentes y luchadores sociales. Con tal de cumplir con el objetivo de desprestigiar con antelación un movimiento democrático, que sabían de antemano iba a inconformarse y a generar acciones de protesta y movilización sin precedente desde hace varios años.
De lo anterior se concluye la baja calidad ética y moral que poseen nuestros gobernantes. Los cuales hipócritamente hacen alarde de apóstoles de la democracia, de ser defensores y respetuosos de las garantías individuales, de los valores democráticos y las leyes de nuestro país.
No queda más que continuar con el esfuerzo organizativo, de lucha y movilización. No queda más que continuar buscando la unidad, la alianza con otros sectores organizados. Que permita inclinar aún más la balanza en la correlación de fuerzas entre las organizaciones emanadas del pueblo y las cúpulas del poder y organismos de control político, ideológico y policiaco.
Adelante compañeros y compañeras de las organizaciones sociales, políticas y sindicales. Ante la detención, represión, tortura y desaparición; no un minuto de silencio, si no toda una vida de lucha.
Septiembre 20 de 2013