Hace ya doce años, el 13 de agosto de 2001 exactamente, Pablo Alvarado Flores, Alejandro, Héctor y Antonio Cerezo Contreras fuimos detenidos ilegal e injustamente, fuimos sometidos a tortura física y psicológica. Fuimos encarcelados el 17 de agosto de 2001 en el área de castigo del penal de máxima seguridad conocido como “La Palma”, más tarde “Altiplano”, ahora CEFERESO #1.
El Estado y sus instituciones de “justicia” no han castigado a quienes nos torturaron, no han castigado a los funcionarios que dentro de los penales de máxima seguridad violaron nuestros derechos humanos, derechos que ellos consignan en un reglamento escrito que le dan a los presos; no han castigado a los responsables intelectuales y materiales de las trece amenazas de muerte que desde diciembre de 2001 comenzaron a realizar contra los integrantes de nuestra organización, así como tampoco han castigado a quienes, desde las instituciones de vigilancia política del estado, organizan la vigilancia y el hostigamiento en nuestra contra. Ni siquiera existe investigación seria de los hechos que hemos judicializado en diferentes ocasiones.
Detención ilegal, tortura física y psicológica, encarcelamiento en penales de máxima seguridad, amenazas, hostigamiento, vigilancia, aislamiento forzoso dentro de los penales, campañas de estigmatización y criminalización, todas esas violaciones a nuestros derechos humanos fueron forjando nuestra decisión de ser la organización que hoy somos y de aprender de los derechos humanos para utilizarlos como un instrumento de defensa, en un primer momento, de los presos por motivos políticos, de sus familiares y amigos que luchaban por su libertad y después, en un segundo momento, de las organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos que luchan por la satisfacción plena de los mismos.
Al Estado, a sus funcionarios y a los deshonestos, les daría gusto que ni nosotros ni nadie recordara estos hechos, les encantaría que no apeláramos a nuestro derecho humano a la Verdad, a la Memoria, a la Justicia, a la Reparación integral del daño, derechos todos de las víctimas de violaciones a los derechos humanos; les encantaría que el Comité Cerezo México dejara de existir o dejara de enarbolar la idea convertida en actos concretos de que los derechos humanos y su defensa no son una abstracción que sólo existen en los textos o en sus instituciones “especializadas”, sino en actos concretos y cotidianos.
Existimos, doce años después, gracias a la solidaridad de nuestro pueblo; existimos, gracias al ejemplo de miles de hombres y mujeres dignos; existimos, gracias a la persistencia de otros presos políticos por resistir las condiciones del presidio, los abusos cotidianos de las autoridades; existimos porque sigue existiendo la miseria, la opresión, la explotación de la gran mayoría de la sociedad por una pequeña parte egoísta, cruel y perversa; existimos a pesar de las campañas de estigmatización que pretenden aislarnos de las organizaciones y personas luchadoras sociales y defensores de derechos humanos honestos; existimos y existiremos aunque el Estado decida cegar nuestra existencia, porque la lucha por la realización plena de todos los derechos humanos de nuestro pueblo encontrará corazones y mentes dignas para afrontar todos los riesgos que esto implique; existimos y existiremos porque siempre habrá organizaciones y personas que en cualquier momento enarbolarán la consigna de libertad a todos los presos por motivos políticos sin importar su filiación política o forma de lucha; existimos y existiremos porque siempre habrán organizaciones y personas que anteponiendo el principio de la solidaridad no permitirán que los detenidos desaparecidos o las víctimas de otras graves violaciones a sus derechos humanos sean “propiedad exclusiva” de alguien por muy noble que sea la causa o la razón de su egoísmo.
Continuaremos estos caminos de lucha social mientras tengamos vida, continuaremos con nuestra labor por convicción y compromiso con todos aquellos luchadores sociales y defensores de derechos humanos que han sido detenidos-desaparecidos, ejecutados extrajudicialmente, encarcelados, torturados, amenazados, perseguidos y con todo nuestro pueblo que se organiza y lucha. Sin anteponer nuestras diferencias intentaremos construir puentes de unidad ante este “nuevo” gobierno hábil y experimentado en la labor de la represión, pues es responsable de masacres inocultables, pero también de formas sutiles y menos visibles de destruir organizaciones y personas.
Nuevamente, gracias a todos los que han depositado su confianza en nosotros, gracias a quienes con su labor cotidiana y sencilla mantienen las áreas y proyectos del Comité Cerezo México, gracias a quienes a pesar de la estigmatización, la criminalización y la calumnia que el Estado difunde por muchos medios se han atrevido a conocernos en el trabajo cotidiano y nos han brindado su amistad y su solidaridad.
¡Porque ser defensor de derechos humanos no es sinónimo de terrorista!
Comité Cerezo México, organización de derechos humanos
Premio Alemán de la Paz de Aquisgrán 2012.