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a 11 años de prisión injusta

Carta de los Presos Loxichas

OPIZ (Organización de los Pueblos Indígenas Zapotecos)

Martes 25 de septiembre de 2007, por Comité Cerezo México

En todo el país encontramos trasladadas las prácticas de guerra sucia ensayadas en la región zapoteca de los Loxicha, cual laboratorio político que sigue siendo centro de ambición de los cacicazgos locales y donde la militarización, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, desplazamiento forzado de la población, la división y el enfrentamiento generado por la implementación del paramilitarismo son lo cotidiano.

A los medios de comunicación
A las organizaciones defensoras de los derechos humanos
Al pueblo en general

Hace once años, el cabildo municipal de San Agustín Loxicha, fue arbitrariamente detenido con el falso argumento de que pertenecía al Ejército Popular Revolucionario; achacándoles acciones en Santa Cruz Huatulco en las primeras horas del 29 de agosto de ese mismo año. Agustín Luna Valencia y Fortino Enríquez Hernández, quienes eran presidente y síndico municipales respectivamente, hoy enfrentan aberrantes sentencias de más de 30 años de prisión por delitos que nunca cometieron y en los que nunca pudieron estar presentes pues celebraban en la población al Santo Patrón, San Agustín Obispo.

Quien pensare que las cosas han cambiado y que nos acercamos a una vida democrática en el país estaría en un grave error, la guerra sucia con su maquinaria de terror y muerte no se detiene, incluso los oscuros personajes que implementaron la represión en los loxichas, siguen operando desde distintos ámbitos del poder estatal y federal, políticas de exterminio en contra de las clases más desprotegidas.

Hay en nuestro país los hombres más ricos del mundo, fortunas que han amasado sobre las espaldas de los trabajadores, a costa de la explotación de los recursos naturales y mano de obra de los pueblos originarios en un capitalismo salvaje que no repara en asesinar, encarcelar, desaparecer, perseguir a quienes considera los enemigos naturales a sus insaciables ansias de poder y de gloria.
Mientras millones de mexicanos se debaten en la extrema pobreza y marginación en los altos círculos gobernantes viven una escandalosa corrupción, donde la impunidad es reina de los acomodos y reacomodos de la narcopolítica y el crimen organizado.

El tan cacareado estado de derecho no existe, nuestros derechos garantizados por la Constitución y que han costado la vida de miles de mexicanos son letra muerta, siendo el argumento que se esgrime para llenar las cárceles de los opositores políticos y los chivos expiatorios de un sistema de procuración y administración de justicia que salvaguarda los intereses de los caciques y asesinos.

En todo el país encontramos trasladadas las prácticas de guerra sucia ensayadas en la región zapoteca de los Loxicha, cual laboratorio político que sigue siendo centro de ambición de los cacicazgos locales y donde la militarización, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, desplazamiento forzado de la población, la división y el enfrentamiento generado por la implementación del paramilitarismo son lo cotidiano.

Así, la violación a los derechos fundamentales, de los pueblos originarios se puede apreciar y sentir a lo largo y ancho de México. Por esto sigue siendo un imperativo la necesidad de encontrar los mecanismos que nos permitan fortalecer la unidad y donde los asomos de democracia no sean asesinados por ambiciones personales o de grupo que anteponen a los intereses de la población los suyos, en esta constante ficción del estado benefactor, disparador de constantes elecciones que son un fraude para el pueblo y en las que el gobernante en turno marca la pauta a seguir.

Las frías cifras de los más de 500 detenidos ilegalmente, 90 ejecuciones extrajudiciales, 15 desapariciones forzadas, las violaciones, la pobreza y marginación extremas no son para nosotros simples bandera de lucha, representan el sufrimiento y el dolor que nos ha alcanzado en lo más profundo de nuestra humanidad, por lo que tenemos el serio compromiso de ir hasta las últimas consecuencias para alcanzar Justicia y Libertad.

Al final las caretas de la impunidad, de los intereses creados, de las ambiciones personales o de grupo caeran y se alzará la verdad, entonces sabremos quien es quien y veremos a los asesinos del pueblo en el banquillo de los acusados.

¡Presos políticos y de conciencia, Libertad!
¡Desaparecidos, presentación!
¡Presos Loxicha, libertad!

Organización de Pueblos Indígenas Zapotecos

Juan Sosa Maldonado

Oaxaca de Juárez, Oaxaca; 25 de Septiembre de 2007

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