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En defensa de los ríos: por la aparición con vida de Sergio Rivera Hernández, secuestrado en la Sierra Negra

Martes 18 de septiembre de 2018, por Comité Cerezo México

Sergio Rivera Hernández, activista en contra la la instalación de una hidroeléctrica en el río Coyolapa, en la Sierra negra de Puebla, fue secuestrado el pasado 23 de agosto y desde entonces sigue desaparecido.

La que sigue es una semblanza de la tierra que defiende y de su lucha como activista contra el proyecto industrial de la empresa Minera Autlán.

Y una exigencia de su aparición con vida.

Una ruta nonoalca

Conocí Coyolapa hace dos décadas aproximadamente. No existía la terracería que lo comunica con Zoquitlan la cabecera municipal ni la electricidad que la visibiliza en una noche no tan nublada o lluviosa desde Pozotitla, Zacatlilihuik o Tlacotepec de Díaz.

Coyolapa, que traducido del náhuatl significa “Lugar de coyoles sobre el agua”, toponimia que se refiere tanto al Río Coyolatl como a la palmera de coyol (acrocomia aculeata), de la que se producen jabones, hilos, aceite, palmitos comestibles, la taberna –un fermentado que se liba en el sureste-, y conocida sobre todo por la semilla de la que se extrae un coco pequeño que generalmente se rompe a pedradas por su consistencia dura y húmeda para poder comerlo.

De lo resbaladizo y pétreo de esta semilla se generó el dicho “piedra con coyol”, que para quién no lo entienda significa algo así como “necio contra obstinado”. Es posible que eso tenga que ver con la tenacidad de los habitantes de esta población nahua en la defensa de su territorio.

Coyolapa tiene alrededor de 600 habitantes, el sesenta por ciento son mujeres, todos nahuas con un 84 por ciento de personas bilingües y un 13 por ciento que sólo se comunica en masehualtlajtol. La mayoría de habitantes se dedican a la milpa, el café, la caña de azúcar el comercio y trueque de frutas y vegetales como el mamey, naranja y el tepexilote en mercados regionales como Acatepec o Zoquitlan. Muchos jóvenes trabajan en Sonora o Sinaloa como jornaleros agrícolas en diferentes épocas del año, otros han migrado al norte o a las maquiladoras de Tehuacán.

Atzompa, “cúspide o cabeza de agua” en castellano, es un barrio de esta Inspectoría Auxiliar Municipal bajo el cual se encuentra la espectacular “caverna de Coyolapa”, la cual es una bóveda con colosales rocas que protegen su entrada al sótano del cual emerge el Río Coyolatl por una cascada que va tomando velocidad y fuerza en época de lluvia y, que en su descenso se une al río Huitzilac en donde se juntan las aguas, Atzala.

Al encontrarse los ríos Coyolatl y Huitzilac, le dan nacimiento al Río Tonto en una cañada formada por dos montañas gemelas, La Campanaria, en una de las cuales también hay un sótano hacia dentro de la tierra y en cuya bóveda existe un milenario “tezontle” (cabellera de piedra), que es una estalactita que tiene la forma de una campana, la cual es tocada por los habitantes de la región para propiciar la lluvia en épocas de sequía.

Coyolapa está ubicado a 500 metros sobre el nivel del mar. Es de clima tropical y húmedo con lluvias constantes en la mayor parte del año. Junto a Pozotitla y Oztopulco son las tres comunidades de la zona baja de Zoquitlan en donde se encuentra focalizada la resistencia contra Minera Autlan.

Hace veinte años para ir a la “zona baja” o “tierra caliente” descendías desde las frías montañas de Coyomepan o Zoquitlan a dos mil ciento cuarenta metros sobre el nivel del mar para encontrar por cualquiera de esos dos pueblos el cruce de veredas de Covatzalco, a unos cuantos metros del cerro de Tepenacastla, en donde se cuenta existe una puerta al inframundo para aquellos que desean tener riquezas a cambio de su destino.

Después tus pisadas se asentarían sobre un arcaico sendero, en el cual los faeneros nahuas de tiempos remotos, cuando la mayoría andaba sin calzado, con el tradicional calzón de manta blanco y su tilma o incluso antes, en la época de los cinco señoríos prehispánicos del linaje de Xelhuan, habían acomodado piedras de todos tamaños para construir una escalera serpenteante de la montaña de pinos y encinos rumbo a la selva tropical y viceversa.

De estos peldaños quedan sólo restos que evocan el pasado de la Sierra Negra, cuando los nonoalcas colonizaron la jungla por allá del 1370 entre pumas, lagartos, jaguares, serpientes venenosas, jabalíes y con los ríos Coyolatl, Petlapa, Moyoatempan, Huitzilac o Tonto ensordeciendo el paisaje.

Cuando la electricidad llegó a Coyolapa

Cuando la terracería y la electricidad llegaron a Coyolapa hace dieciséis años también arribó la adicción de los niños por la televisión, para los que podían tenerla, afición ahora suplantada por el celular y las redes sociales; así como refrescos, pañales, sopas instantáneas y otras inmundicias del “progreso”.

En esos años en que la insurrección zapatista había logrado que el país y el mundo voltearan la mirada hacia los pueblos indios, en la Sierra Negra se trabajaba en apoyo al reconocimiento de los Acuerdos de San Andrés y contra el Plan Puebla Panamá sin tener idea que en estos paradisíacos lugares viviríamos una resistencia en defensa del territorio contra Minera Autlan y su proyecto hidroeléctrico Coyolapa Atzala en plena época de la llamada “reforma energética”.

Los más veteranos de esta resistencia contra la minera participaron en esa época en un proyecto para electrificar sus comunidades con elementales turbinas a filo del agua que se tenían proyectadas en los ríos Petlapa y Huitzilac para dotar de dos anémicos focos de 20 watts a cada hogar. Esto no sucedió jamás.

La respuesta que tuvieron de la hoy extinta Comisión del Papaloapan perteneciente a la también perecida Secretaría de Recursos Hidráulicos de la federación fue tajante: “No se autoriza su proyecto porque van a contaminar los ríos”.

Hoy en día y sin obstáculo alguno, dependencias como CFE, Semarnat y Secretaria de Energía (Sener) han licitado, concesionado, autorizado fraudulentos manifiestos de impacto ambiental y evaluaciones de impacto social, regalando los ríos de la Sierra Negra a Minera Autlan para que desarrolle sus proyectos hidroeléctricos y mineros sin importarles la contaminación irreversible, el despojo, la privatización de la cuenca o la división de las comunidades.

No podemos olvidar que fue la misma Comisión del Papaloapan la encargada de la construcción de la Presa Temascal por órdenes del presidente Miguel Alemán Valdés, la cual empezó sus operaciones el 18 de junio de 1959 generando energía con el represamiento del Río Tonto para beneficio de fábricas, oficinas y negocios de diversas ciudades de la región. Fue precisamente esta presa hidroeléctrica la que mejoró en los sesenta del siglo pasado. la entonces mortecina iluminación de Tehuacán

Quienes no tuvieron beneficio alguno fueron los más de veinte mil mazatecos y chinantecos desplazados forzosamente de sus territorios para la construcción de esta represa. El gobierno federal les prometió “progeso” y “desarrollo” a cambio de sus tierras. Ahora circulan imágenes en blanco y negro del hecho: miles de indígenas abandonando sus casas y milpas en lanchas rumbo a las inexistentes escuelas, viviendas y clínicas acordadas.

Estas mismas mentiras se siguen repitiendo en las comunidades en resistencia: “Como estos pueblos no tienen caminos pavimentados ni grandes escuelas ni infraestructura se recomienda el Proyecto Hidroeléctrico Coyolapa Atzala para abatir su “marginación” y su condición de pobreza” concluye la evaluación de impacto social (EVIS) que una consultoría le hizo a pedido a la minera y que la Sener le aprobó sin objeción o corrección alguna.

Esta evaluación mide la pobreza de una sociedad con los Indices de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Tener ingresos fijos, piso firme, casas de ciertos materiales de construcción, escuelas, clínicas y otros servicios son las discriminantes, racistas y colonialistas determinantes para saber qué tan “jodido” estás ante sus ojos. ¿Cómo la gente de Pozotitla o Coyolapa puede ser pobre si cuenta con un clima que ofrece todo? ¿Cómo se puede ser miserable si se vive en el paraíso terrenal? ¿Cómo pueden catalogarlos en índices “subhumanos” si tienen dos ríos a su alcance? ¿Por qué si son tan “pobres” una empresa multimillonaria codicia su territorio?

Claro, para el capitalismo son pobres porque no son sujetos de consumo ya que practican el trueque, viven sin la necesidad urbana de comprar cosas que no son necesarias, producen sus alimentos, los cazan, pescan o recolectan y con ellos tienen todos los nutrientes necesarios para tener una vida sana en todos los aspectos; trabajan arduamente por lo cual están mayoritariamente delgados, sanos y vigorosos con capacidad de subir montañas por horas sin problema alguno y sin la obsesión de las ciudades en donde se gastan miles de pesos en gimnasios, centros “fitness”, proteínas y “suplementos alimenticios” para estar “en forma”

Para imponer el proyecto hidroeléctrico dentro de este contexto, la empresa, consultorías y gobiernos han montado todo un discurso de mentiras sobre la “necesidad” que tienen las comunidades para aceptar la represa. Y así es que la EVIS que le autorizó la Sener a Minera Autlan es un “mapa de actores” para dividir comunidades, cooptar liderazgos, corromper autoridades y hasta eliminar a los opositores para su beneficio. En ese documento, quien escribe esto, es una “amenaza para la estabilidad de la región”.

El papel de la Sener es fundamental para la consolidación del proyecto hidroeléctrico. Después de que Minera Autlan obtuviera la licitación de la CFE para la generación eléctrica privada, la concesión de la Comisión Nacional del Agua para apropiarse de los ríos, tuvo la aprobación de los manifiestos de impacto ambiental (MIA) de Semarnat sin mayor problema, tan solo con la condición de que Energía lleve a cabo la “consulta indígena” establecida en la Ley de la Industria Eléctrica y en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como último requisito para empezar la construcción.

Para este propósito, José Antonio Rivero Larrea, dueño de Minera Autlán compró con unos pesos a los corruptos y huachicoleros alcaldes Fermín González León de San Pablo Zoquitlán y Cirilo Trujillo Lezama de Tlacotepec de Diaz; con unos centavos se hizo de los favores de los ambiciosos y ladinos caciques del PRD y UNORCA ; pervirtió al párroco de la localidad con treinta monedas de limosna; metió en la nómina a los directores de la primaria y secundaria de Coyolapa entre otros malinches y judas modernos.

El director de la secundaria se prestó a que la minera hiciera una “encuesta” entre los estudiantes a cambio de darles unos pupitres y el padrinazgo de la generación saliente, la cual votó contra la empresa ante el ceño fruncido de los enviados de la minera y en medio de una creciente concientización entre los niños y jóvenes que serán quienes defiendan su territorio en el futuro cercano, en una próxima administración federal que se dibuja tan neoliberal como la de Peña Nieto.

Lo que no esperaban del movimiento de resistencia contra esta represa hidroeléctrica es que cimbrara desde sus raíces la caciquil sociedad feudal de Coyolapa, en donde la mayoría de los habitantes son campesinos sin tierra que viven en condiciones de servidumbre dentro de las propiedades de los terratenientes como lo es la familia de alcalde Fermín González León.

Esos latifundistas son los que impidieron en su momento la creación de núcleos agrarios para poder seguir teniendo el control de la propiedad, las personas y la riqueza que generaban el café y los trapiches de aguardiente. Hoy en día siguen condicionando a los campesinos sin tierra el cultivo en sus parcelas a cambio de su apoyo a Minera Autlán, así como antes despojaban a sus siervos de sus productos, animales, trabajo y hasta sus hijas.

La resistencia ha cumplido dos años sin permitir cualquier intento de consulta, la cual a estas alturas ya no tiene la característica de ser “previa”, “libre” ni “informada” como lo establece el Convenio 169 de la OIT. Consideramos que actualmente y bajo las circunstancias en las que estamos atrapados, la consulta es la llave que tienen las empresas para legalizar el despojo y la imposición de sus megaproyectos.

“Pídele a dios que no pierda el prd”

Uno de los opositores a este proyecto y organizador de la resistencia en Coyolapa es Sergio Rivera Hernández, compañero que fue desaparecido el 23 de agosto de este año. Esto sucedió después de que “Checo” como lo conocemos, asistiera a una junta de su hija en la primaria de la comunidad. Después y mediante engaños fue sacado de su población hacia Tepexilotla y al regresar de esta Junta Auxiliar, fue interceptado por dos camionetas en la desviación de Zaragoza para ser maniatado por personas armadas y trasladado con rumbo desconocido sin que se tenga noticias de su paradero hasta el día de hoy.

Hay pruebas que imputan directamente a los munícipes Fermín González León y Cirilo Trujillo como los autores intelectuales de esta desaparición forzosa. Los ejecutores, plenamente identificados son militantes del Partido de la Revolución Democrática y empleados del ayuntamiento municipal de Zoquitlán.

En junio de este 2018, Sinhué Martínez, sobrino del ex alcalde de Zoquitlán, Silvestre Martínez Martínez, de filiación perredista y presidente de este partido al servicio del morenovallismo le mandó varias amenazas en mensajes de voz vía facebook a Sergio. “Pídele a dios que no pierda el prd porque al rato te llueve y de eso me encargo yo” “Sé en donde andas y todo el pedo, en cambio tú, para que me encuentres”. “Pinche presa, de todos modos se va hacer y te vas a ir a chingar a tu madre y ahí le encargo alguien de Coyolapa para que te rompa tu madre”.

El odio que estas personas tienen contra nuestro compañero Sergio se debe a su liderazgo en Coyolapa contra Minera Autlán. Al él le toco estar frente al comité de resistencia de dicha comunidad desde hace dos años cuando esta historia empezó andar en una asamblea informativa en la que arribó de manera prepotente Fermín González León para defender abiertamente a Minera Autlán al tiempo en que les decía a sus paisanos: “Ustedes deben aceptar las migajas que les da la empresa, afortunadamente y gracias a dios, yo ya soy de otro nivel”.

A Sergio, que tiene 31 años de edad, cinco hijos entre el mes y medio y los diez años de edad y su joven compañera Consuelo, quién además del trabajo en el campo aprendió entre otros oficios el de mecánico eléctrico, le tocó estar junto con nuestro compañero profesor Rubén Robles Montalvo al frente de la histórica asamblea del 24 de julio de 2017, en donde de manera mayoritaria, los pobladores de Coyolapa manifestaron a la SENER, en asamblea por usos y costumbres, su negativa a ser “consultados” de acuerdo a la legislación eléctrica y al Convenio 169. Y en esa negativa va implícito el rotundo no al proyecto hidro-minero. Sin consulta no hay obra.

Represión

La desaparición de Sergio es el ataque más cobarde y ruin que han hecho contra el movimiento de resistencia.

A este le han antecedido entre otros, la agresión armada a Radio Tleyole el 24 de noviembre de 2016 a manos de sicarios que trabajaban como mecánicos en el ayuntamiento presidido por el panista alcalde Cirilo Trujillo Lezama; el asalto a mano armada a la casa del Inspector Auxiliar Municipal de Pozotitla el 22 de junio de 2017, cuando encapuchados mandados por Fermín González León despojaron a la esposa de dicha autoridad comunitaria de más de 70 mil pesos que serían destinados para la construcción de la capilla de la comunidad —en contraste, en esos días la inspectoría e iglesia de Coyolapa estaban siendo remozadas y pintadas con la podrida subvención de la empresa; así como la quema de un camión que había transportado a compañeros de la resistencia a una manifestación ante la SENER en la ciudad de México, hecho que realizaron encapuchados que se transportaban armados en una camioneta propiedad del maestro bilingüe y alcalde de Tlacotepec de Díaz.

Movilización

Ante estos hechos estamos convocando que todos nos movilicemos este 18 de septiembre en las ciudades en las que habitamos para exigir la presentación con vida de Sergio Rivera Hernández, la detención de los autores materiales e intelectuales de su desaparición y la cancelación definitiva del Proyecto Hidroeléctrico Coyolapa Atzala.


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